Hay mi muchachita, me dejaste rompida decía esa madre de joven que camión puso fin en azua.

En las primeras horas del domingo, la carretera Azua-San Juan se convirtió en el escenario de una tragedia que ha conmocionado a la región. Un camión Daihatsu rojo, que transportaba productos agropecuarios, perdió el control y atropelló a un grupo de personas que se encontraba disfrutando en un centro de bebidas alcohólicas. Lo que comenzó como una noche de diversión se transformó en un hecho fatal, dejando un saldo inicial de seis muertos y veinte heridos. Sin embargo, con el paso de las horas, el número de fallecidos aumentó a once, tras el fallecimiento de varios de los heridos en hospitales locales.

 

Joel Montaño, director provincial de Salud Pública en Azua, confirmó la gravedad de la situación y detalló que 32 personas resultaron heridas, muchas de ellas en estado crítico. Montaño, quien se desplazó al lugar de los hechos, subrayó la magnitud del accidente, que ha generado una ola de preocupación entre los habitantes de la zona.

Por su parte, el fiscalizador Juan Diego Ramírez Galván corroboró la cifra de víctimas fatales y aseguró que las autoridades están trabajando para esclarecer las circunstancias exactas del accidente. A las 2:00 de la tarde, el paradero del conductor del camión seguía siendo desconocido. No obstante, las fuerzas de seguridad detuvieron a Ysmailin Santana, quien viajaba como acompañante del conductor, identificado como Ángel Encarnación Bautista.

 

Las víctimas del accidente incluyen a José René Guzmán Guzmán, sargento de la policía, y Génesis Arias Alcántara, entre otros. La pérdida de vidas tan jóvenes, como la de Yocaira Melo Méndez, de 20 años, ha dejado a las familias sumidas en el dolor y la consternación. Este suceso no solo ha tenido un impacto profundo en la comunidad de Azua, sino que también ha puesto en primer plano la necesidad de mejorar la seguridad vial en esta carretera, que conecta a dos importantes regiones del país.

Mientras tanto, la búsqueda del conductor continúa, y las autoridades enfrentan la presión de resolver rápidamente este caso que ha dejado una marca indeleble en Azua. La tragedia exige no solo justicia, sino también una reflexión profunda sobre las condiciones en las que se desenvuelven las vidas cotidianas en las carreteras del país.

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