Durante una entrevista en La Semanal con la Prensa, Abinader reaccionó cuestionando a las madres de las menores abusadas sexualmente por Kiko La Quema sobre su posición respecto a las actitudes de algunos residentes de Cambita, a quienes catalogó como una minoría. El mandatario aseguró que bajo su gobierno no se tolerará el respaldo a comportamientos como los del abatido narcotraficante, quien enfrentaba múltiples acusaciones que iban desde narcotráfico hasta extorsión y homicidio.
El jefe de Estado afirmó que ha cumplido su responsabilidad de mantener el orden y que el monopolio del mismo solo puede pertenecer al Gobierno, rechazando la existencia de caciques que actúen fuera de la ley, como lo hacía Kiko La Quema.
Abinader destacó su confianza en que la mayoría de la gente decente de Cambita respalda las acciones de la Policía Nacional para neutralizar al mencionado narcotraficante. Subrayó la determinación de su gobierno de perseguir a aquellos que representen un peligro para la sociedad, indicando que ese modelo no puede tener cabida en República Dominicana.
La Policía Nacional había identificado a Kiko La Quema como el "delincuente más buscado" y detalló que, al ser localizado, el prófugo de la justicia abrió fuego contra los agentes, resultando abatido en el enfrentamiento. En poder del narcotraficante se encontraron un fusil y una pistola, con los cuales atacó a los agentes en la "Operación Montaña", dirigida a desmantelar la estructura criminal que operaba desde San Cristóbal y estaba dedicada al narcotráfico y lavado de activos. Entre los detenidos por presunta complicidad se encuentran el teniente coronel retirado de la Policía Nacional, Elvis de la Rosa de León, y Ángel Miguel Figuereo, hijo de Kiko La Quema.