Médico de Yale sin bañarse por ocho años para probar teoría sobre higiene

Un médico de la Universidad de Yale ha pasado ocho años sin ducharse para investigar la hipótesis de que el baño diario no es esencial para la salud. El Dr. James Hamblin, profesor en la Escuela de Salud Pública de Yale, inició este experimento con el objetivo de comprender mejor el papel de los microorganismos que habitan en nuestra piel en comparación con los que residen dentro de nuestros cuerpos. La investigación de Hamblin ha llevado a conclusiones significativas sobre la relación entre la higiene y la microbiota cutánea, desafiando la percepción convencional promovida por la industria del cuidado personal, valorada en más de 100.000 millones de dólares.
Hamblin ha plasmado sus hallazgos en su libro "Clean: The New Science of Skin and the Beauty of Doing Less", resultado de cinco años de investigación en diversos entornos, desde fábricas de jabón hasta laboratorios de microbiología. A lo largo de su viaje, el profesor entrevistó a dermatólogos, alergólogos, inmunólogos, esteticistas, miembros de la comunidad Amish, teólogos y otros expertos para explorar la ciencia, la historia y los factores socioculturales relacionados con la limpieza.
Durante su experimento, Hamblin dejó de usar jabón y desodorante, limitándose a mojarse el cabello ocasionalmente. A pesar de que inicialmente notó cambios en su piel y olor corporal, con el tiempo su microbiota cutánea alcanzó un equilibrio que eliminó el mal olor. El médico subraya que la higiene personal es crucial para prevenir enfermedades, pero cuestiona la necesidad de eliminar constantemente los aceites naturales y microorganismos beneficiosos de la piel.
James Hamblin argumenta que, como en la nutrición o las inversiones, las decisiones personales sobre la higiene deben basarse en información científica en lugar de marketing. Destaca que los desodorantes modernos solo surgieron en el siglo pasado y que desde un punto de vista evolutivo, nuestros cuerpos no deberían volverse desagradables para otros humanos en tan poco tiempo sin baño.
Hamblin también hace hincapié en la importancia de educar al público sobre lo que es científicamente beneficioso en términos de higiene. Señala que las preferencias culturales y personales, aunque válidas, no siempre están alineadas con la necesidad de prevenir enfermedades infecciosas. En su opinión, es esencial ser más estratégicos en nuestras prácticas de higiene, permitiendo que los microorganismos naturales de la piel desempeñen su papel en la salud.
A lo largo de su investigación, el profesor notó que, aunque muchas personas reportan que su piel y cabello se vuelven grasosos y desagradables al dejar de ducharse, estos efectos pueden mitigarse con un enfoque gradual y paciente. James Hamblin compara este proceso con entrenar para una maratón, sugiriendo que el cuerpo eventualmente se adapta y alcanza un equilibrio saludable de microbios cutáneos.