Por bañarse en la playa

Una joven de 23 años quedó ciega de un ojo tras nadar en el mar con sus lentes de contacto. Al principio, Brooklyn McCasland pensó que solo tenía arena en el ojo, pero la molestia se intensificó, llevándola a consultar a un médico. Después de recibir varios diagnósticos erróneos, finalmente descubrió que sufría de una queratitis por Acanthamoeba, una infección ocular causada por un parásito que se alojó en su lente.

El incidente tuvo lugar en Alabama, EE. UU., y cambió su vida para siempre. McCasland describió el dolor como "el peor" que jamás había sentido, y los médicos confirmaron que su visión en el ojo derecho estaba completamente perdida. Desde entonces, debe llevar un parche en el ojo para aliviar las molestias.

Los médicos le recomendaron un trasplante de córnea como única opción para recuperar la vista. Sin embargo, deberá esperar un año hasta que la infección esté controlada para someterse a la cirugía. El trasplante tiene un costo de 5,000 dólares, y para cubrir los gastos, una amiga ha lanzado una campaña en GoFundMe en apoyo a su recuperación.

La joven enfrenta ahora el desafío de adaptarse a esta situación, que también la ha llevado a abandonar su empleo. La alteración en su percepción de profundidad dificulta realizar tareas cotidianas, como abrir puertas o tomar objetos.

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